Seguimos de puente(s)

Secretos de Bilbao 7.12.15


Que sí, que nos siguen poniendo los dientes largos. Los unos, desde Barcelona, los otros, con sus incansables posados llegados desde el London Bridge… “Bah, pues yo en Bilbao, ¡será por puentes!”, les respondo. Y me quedo tan ancho.

Y es que nuestro particular recorrido por la Villa no ha hecho más que empezar. Retomamos ruta donde la dejamos, en el puente de la Merced, y avanzamos hacia el del Arenal . Fue el tercer puente sobre la ría (tras el de San Antón y el colgante de San Francisco) y su construcción, en 1847, supuso un alivio para los bilbaínos y abandotarras  que, hasta esa fecha, no tenían otra opción que cruzar la ría en barca. Inicialmente fue bautizado como puente de Isabel II. Sin duda, marcó el camino de expansión de las Siete Calles hacia Abando. El puente original era de estructura metálica y hasta el año 1870 se cobraba peaje. Para evitar este pago, los habitantes de Abando construyeron en 1867 el puente de los Fueros, que no se ha conservado hasta nuestros días.


Puente del Arenal


Fue en la década de 1930 cuando se levantó el Puente del Ayuntamiento, a imagen y semejanza de los que ya existían en la ciudad de Chicago. El tráfico fluvial, fundamental para los trabajos portuarios que en aquel entonces se desarrollaban a esas alturas de la ría, obligaban a que dichos puentes fueran diseñados de tal forma que permitieran el paso de los buques. La solución pasaba entonces porque  fuera levadizo y así fue hasta 1970 cuando se selló el puente para dejarlo fijo.

Puente del Ayuntamiento


Llegamos al puente peatonal Zubi Zuri.  Seguro que más de uno lo conoce como el “puente de los resbalones”. Nombre que, afortunadamente, ha pasado a la historia desde la colocación en 2010 de una alfombra cuya función era evitar que continuara siendo una pista de patinaje en días de lluvia y heladas.  Si nos ceñimos a sus datos, se trata de una construcción arqueada de 10 metros de altura  sobre la ría y 75 metros de longitud, que une el Campo Volantín y Uribitarte. Diseñada por el arquitecto Santiago Calatrava, fue inaugurada en 1997. Sus deslizantes baldosas no fueron los únicos quebraderos de cabeza para el Ayuntamiento de Bilbao. Se suma la demanda interpuesta por el estudio del arquitecto al considerar que la pasarela hacia las Torres Isozaki vulneraba su obra. El consistorio tuvo que indemnizar al valenciano con 30.000 euros.

Zubi Zuri

Aún nos queda recorrido, así que  a recobrar fuerzas y mañana seguimos con nuestra particular ruta de puente(s).

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